Cuando le das la mano

Cuando le das la mano
a alguien que odiabas
los cielos abren puertas
sacuden muebles y
colocan manteles largos.

Cuando le das la mano
a alguien que odiabas
en los cielos sacan el vino
asan borregos y lechones y
pulsan las arpas y las guitarras.

Cuando recuperas amigos,
hermanos, hijos, amores
suenan las gaitas y los tambores
se encienden bien las estrellas,
y la luna sonríe plena, tan bella.

Madre Inmerecida

Madre, madre inmerecida,
tan superior, tan noble
tan profunda, tan cierta.

Madre, madre inmerecida,
Tu mano ha sido escencia cada día
y en tu mano me apoyo hoy, todavía.

Madre, madre inmerecida,
tú buscas en todos los rincones,
la verdad y escencia de la vida.

Madre, madre inmerecida,
permiteme reconocerte,
por siempre inmerecida.

Que no confunda tu búsqueda
tu alma, tu mente, tu espíritu,
eres, has sido y serás querido.

Mi madre, mi madre inmerecida.

Hoy les escribiré un poema (a mis amigos)

Hoy les escribiré un poema (a mis amigos)

Escribir para mis amigos,

es nobleza que obliga,

pues los quiero en verdad,

como la vida misma

Mis amigos han sazonado

mis comidas, mis noches apreciadas

mis canciones sublimes

de Lennon y Serrat

Ellos le dan escencia al vino

vino de mi alegria, vino de mi nostalgia,

de la tierra que quiero

del amigo entrañable, de la risa sin par

Ellos han alegrado mis alegrías,

y han mitigado mis tristezas,

son presencia constante

en mi lucha y mi afán,

han sufrido cuando he sufrido

y me han levantado el ánimo

cuando se me ha caído

son columna y son sol.

Les debo grandes momentos,

son presencia puntual

en mis años mas plenos,

en mi vida y mi paz

Les puedo decir que pertenecen

a mi yo esencial, a mi ser trascendente,

al momento vivido y al que luego vendrá

haciéndome entrañable lo que sería vulgar

La amistad impagable

de mis años de joven,

me invita a disfrutar la vida

hasta que cumpla cien

Debo hacer mención

de mi amigo que ha muerto

él voló siendo joven

y hoy sonríe y brinda

desde donde está

En realidad mis amigos,

por cierto no son tantos,

pero en mi vida,

no ha faltado ninguno.